Por fin llegamos a París. Desde pequeñita quería viajar a Disneyland y subir a la Torre Eiffel mientras gritaba que era feliz. Nunca me imaginé que sería en estas condiciones, de camino a Londres para empezar una nueva vida. Salimos de la estación y nos dirigimos al hotel. Javi ha estado todo el viaje durmiendo y no se ha enterado de lo mucho que he llorado. En el taxi no puedo parar de mirar a todos los lados, París es tan bonito...
Cuando llegamos subimos a la habitació.
-Bueno cariño, ahora sí que empieza nuestra nuenva vida- dice Javi que últimamente había estado muy callado.
-Ahora sí. Te quiero Javi.
Nos damos un beso y salimos a ver la cuidad, está atardeciendo y tenemos que ver todos los lugares que podamos. Después de estar en el m,useo de cera no podemos más, necesito descansar.
-Vamos a ver la Torre Eiffel.
-Javi por favor vamos a cenar algo. Hemos recorrido París en una tarde estoy matada.
-Vaaaale... pero luego vamso a verla.
En ese momento vemos uno de esos puestos tyurísticos en los que se alquilan bicicletas y motos.
-¿Alquilamos una?
-Mmmmm...¡Sí! La azul.
Es preciosa una scooter azul cielo, en París, con el chico al que quiero y a punto de empezar una nueva vida. No podría pedir más, y así montados en la moto buscamos algún lugar en el que cenar.
Después de cenar al mirar el cielo allí está ella, toda iluminada y enorme, es enorme y nose por qué pero ahora más que nunca me acuerdo de mi madre. No quiero llorar, no delante de él, le veo más ilusionado que nunca y no quiero estropearlo. Entonces soy yo quien la el primer paso. Le cojo del brazo y le tiro hacia la moto.
-¡Vamos a verla!
-¿A ver qué?
-Pues la Torre Eiffel, tonto. ¿No crees que en realidad es más bonita que en las postales?
-Sí la verdad esque es preciosa, como tú.
Sonreimos complices y nuestros labios se juntan una vez más.
Cuando llegamso es más impresionante de lo que creía, es preciosa, es perfecta. Y así, contemplandola abrazados nos quedamos viendo como el tiempo pasa y París, la ciudad más romantica del mundo anochece.
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miércoles, 19 de octubre de 2011
martes, 4 de octubre de 2011
Capítulo 17: Aprendí a quererte.
Llevamos 3 horas de viaje. Me ha dado tiempo a dormir un rato y escuchar música hasta que se ha quedado sin batería. Miro a Javi, está totalmente dormido. No se que hacer, me aburro muchísimo. Entonces recuerdo la carta de mi madre y que la estaba reservando para este momento. Busco el sobre en la mochila y lo saco. Todavía huele a ella, tan dulce y a la vez elegante. Abro poco a poco el sobre y saco la carta. Con solo ver su letra tengo ganas de llorar.
Mi niña preciosa.
Cuando leas está carta hace mucho que yo ya me habré ido, pero quiero que sepas muchas cosas que hasta hoy desconocías. Primero, que te amo, que te quiero como a nadie, y que gracias a tí he aprendido a querer.
Tú sabes que no he tenido una infancia fácil, pero no sabes hasta que punto. Cuando nací, mi madre biológica me abandonó en la puerta de un horfanato, con tan solo 5 días de vida. Allí pasé los años más tristes de mi vida, no tenía a nadie, estaba completamente sola y sin saber qué era realmente querer. Con 13 años una familia me adoptó y fui muy feliz, tenía alguien a quien le importaba, que me arropara por las noches y que me dijera te quiero. Pero al poco tiempo se divorciaron, y ella, mi madre adoptiva acabó en las drogas y yo, sola. Tuve que aprender a sobrevivir en la vida y salir como pude de mis problemas. Con 15 años me fui de casa, harta de tirarme las noches en vela, encerrada en mi cuarto ahogando entre llantos los gritos de uno de los tantos hombres que ella llevaba a casa. No paraba de golpear la puerta para violarme. No supe que hacer, estaba perdida y sin nada que me importara en esta vida. Gracias a Dios conocí a un cura de la iglesia cercana a mi casa y fue él quien por fin me dio el cariño que necesitaba. Me dio estudios, un hogar en un centro de acojida y comida caliente. Con 22 años entré en la universidad y allí fue donde le conicí. Tu padre. Me enseñó que puedes querer a una persona y crear a su alrededor tu felicidad y tu vida entera. Nos casamos al poco tiempo y 2 años más tarde naciste tú. En ese momento aprendí a quererte, y a saber realmente lo que es querer a alguien. Cuando cumpliste 3 años tus riñones dejaron de funcionar. La única posibilidad de que tú sobrevivieras era una donaión, y yo era una perfecta donante. Los médicos me advirtieron que este tipo de enfermedades suelen ser hereditarias y aún con el riesgo de morir lo hice. No quiero que te sientas culpable, ni siquiera se te pase por la mente imaginarlo porque tú eres mi prolongación, si tu vives yo siempre viviré. Ahí, en la sala de operaciones aprendí lo que es amar con todo tu corazón y no importarte nada más. Tú fuiste, eres y serás siempre lo más grande de mi vida y quien me enseñó que es el amor. Con un te quiero mamá, has despertado más sentimientos en mí que toda las personas que me rodean a mi alrededor. Quiero que sepas que te quiero y siempre lo haré y que pase lo que pase estaré contigo, apoyandote en tus decisiones y ayudandote en tus malos momentos. Me vas a tener ahí siempre que me necesites y aunque tú no puedas verme yo siempre lo haré y te cuidaré desde aquí. Solo te pido una cosa, lucha por lo que quieres, cariño, se feliz y nunca te rindas. Cuando de verdad encuentres algo que te haga inmensamente afortunada nunca dejes pasar la oportunidad y da todo por ello, como yo lo hice por tí.
Te quiero Sonia, siempre contigo.
Mamá
Cuando termino de leerla la carta está empapada por mis lágrimas. No puedo creerlo, mi madre dio la vida por mí. Ahora me arrepiento de todas las veces que la dije que no me quería o que solo la importaba ella misma. La quiero, la echo de menos y necesito tenerla aquí, conmigo.
-Quiero que me digas te quiero como antes, que me arropes por las noches y me preguntes que tal el día. Quiero tenerte conmigo.
Me siento ridícula hablando en alto y sola pero se que ella esté donde esté siempre me está escuchando.-Te quiero mamá.-susurro.
Mi niña preciosa.
Cuando leas está carta hace mucho que yo ya me habré ido, pero quiero que sepas muchas cosas que hasta hoy desconocías. Primero, que te amo, que te quiero como a nadie, y que gracias a tí he aprendido a querer.
Tú sabes que no he tenido una infancia fácil, pero no sabes hasta que punto. Cuando nací, mi madre biológica me abandonó en la puerta de un horfanato, con tan solo 5 días de vida. Allí pasé los años más tristes de mi vida, no tenía a nadie, estaba completamente sola y sin saber qué era realmente querer. Con 13 años una familia me adoptó y fui muy feliz, tenía alguien a quien le importaba, que me arropara por las noches y que me dijera te quiero. Pero al poco tiempo se divorciaron, y ella, mi madre adoptiva acabó en las drogas y yo, sola. Tuve que aprender a sobrevivir en la vida y salir como pude de mis problemas. Con 15 años me fui de casa, harta de tirarme las noches en vela, encerrada en mi cuarto ahogando entre llantos los gritos de uno de los tantos hombres que ella llevaba a casa. No paraba de golpear la puerta para violarme. No supe que hacer, estaba perdida y sin nada que me importara en esta vida. Gracias a Dios conocí a un cura de la iglesia cercana a mi casa y fue él quien por fin me dio el cariño que necesitaba. Me dio estudios, un hogar en un centro de acojida y comida caliente. Con 22 años entré en la universidad y allí fue donde le conicí. Tu padre. Me enseñó que puedes querer a una persona y crear a su alrededor tu felicidad y tu vida entera. Nos casamos al poco tiempo y 2 años más tarde naciste tú. En ese momento aprendí a quererte, y a saber realmente lo que es querer a alguien. Cuando cumpliste 3 años tus riñones dejaron de funcionar. La única posibilidad de que tú sobrevivieras era una donaión, y yo era una perfecta donante. Los médicos me advirtieron que este tipo de enfermedades suelen ser hereditarias y aún con el riesgo de morir lo hice. No quiero que te sientas culpable, ni siquiera se te pase por la mente imaginarlo porque tú eres mi prolongación, si tu vives yo siempre viviré. Ahí, en la sala de operaciones aprendí lo que es amar con todo tu corazón y no importarte nada más. Tú fuiste, eres y serás siempre lo más grande de mi vida y quien me enseñó que es el amor. Con un te quiero mamá, has despertado más sentimientos en mí que toda las personas que me rodean a mi alrededor. Quiero que sepas que te quiero y siempre lo haré y que pase lo que pase estaré contigo, apoyandote en tus decisiones y ayudandote en tus malos momentos. Me vas a tener ahí siempre que me necesites y aunque tú no puedas verme yo siempre lo haré y te cuidaré desde aquí. Solo te pido una cosa, lucha por lo que quieres, cariño, se feliz y nunca te rindas. Cuando de verdad encuentres algo que te haga inmensamente afortunada nunca dejes pasar la oportunidad y da todo por ello, como yo lo hice por tí.
Te quiero Sonia, siempre contigo.
Mamá
Cuando termino de leerla la carta está empapada por mis lágrimas. No puedo creerlo, mi madre dio la vida por mí. Ahora me arrepiento de todas las veces que la dije que no me quería o que solo la importaba ella misma. La quiero, la echo de menos y necesito tenerla aquí, conmigo.
-Quiero que me digas te quiero como antes, que me arropes por las noches y me preguntes que tal el día. Quiero tenerte conmigo.
Me siento ridícula hablando en alto y sola pero se que ella esté donde esté siempre me está escuchando.-Te quiero mamá.-susurro.
sábado, 1 de octubre de 2011
Capítulo 16: Una nueva vida.
Solo queda un día, mañana a las 12 de la mañana sale mi tren. Los billetes que mi padre me dio son de avión, pero tengo que ir hasta París en tren, pasaremos la noche allí y a la mañana siguiente, en avión hasta Londres.
Todavía no me creo que mi vida pueda cambiar tanto en tan poco tiempo. Hace 10 días, tenía novio y se llama Sergio, extrañaba más que a nada a mi madre y vivía en Madrid. Hoy una semana y tres días después, soy más feliz que nada en el mundo con Javi, la sigo echando de menos, pero de forma positiva, la veo como un recuerdo feliz y mañana voy a irme a vivir a Londres. Son las 18:35 de la tarde, acabo de llegar a casa y estoy agotada. Primero fuimos a visitar a mis abuelos maternos, en la residencia y luego a comer todos juntos. No he parado de darle vueltas, estoy alucinada...¡yo en Londres! En ese momento una música me despierta de mi sueño de hadas, es mi móvil.
-Hola Sergio.
-Hola Sonia.-¿Qué querías?
-Nada, me he enterado de que te vas a Londres y quería desearte que te vaya todo muy bien, tanto con los estudios como con Javi. -Se ríe.
-Muchas gracias Sergio, yo también espero que te vaya muy bien y que seas muy feliz. Y no te preocupes no me olvidaré de vosotros. Vendré a veros de vez en cuando.
-Eso espero. Bueno Sonia te tengo que dejar. Por cierto, un beso de parte de Amanda.
-Vale, adios Sergio y gracias. Otro para ella.Cuelga. No me puedo creer que Amanda se haya vuelto cariñosa, pero...todo el mundo cambia. Sigo preparando la maleta y todo lo que me voy a llevar. Meto la tarjeta gigante que todos me regalaron. Me la dieron por mi cumpleaños a modo de felicitación y despedida, al parecer todos sabían que me iba menos yo. Madre mía, cuando lloré. Silvia y Carmen parecían dos magdalentas, abrazadas y derramando lagrimones. Las he prometido que las invitaré a Londres una semana cuando lo tenga todo organizado, espero que sea pronto. Tengo toda la maleta preparada, llevo toda mi ropa, los cajones están vacíos y solo quedan cajas de juguetes viejos y peluches medio rotos. Cojo todo y lo saco. Me pongo a mirar dentro de las cajas y no puedo evitar llorar. Pero no de pena sino de añoranza. Todavía no me he ido y siento que ya me muero por dentro. Decido llevarme un peluche que tiene un gran valor para mí. Recuerdo cuando me lo compraron como si hubiese sido ayer. Tenía 5 años y fue en la tombola de San vicente de la Varquera, en una de las vacaciones. Mi madre no me dejaba comprarme nada porque ya había elegido mi regalo, un collar de conchas, pero cuando vi ese oso supe que era para mí y no paré de llorar hasta que mi madre, a mala gana decidió comprármelo. Poco tiempo después se le rompió un brazo y mi madre me enseñó a coser. Esa tarde fue muy especial, mi padre estaba fuera y solo estabamos nosotras dos, y decidimos hacer una fiesta de disfraces y jugar a mil y un juegos divertidos. Como echo de menos esos momentos. Lo meto en la maleta y la cierro como puedo. Solo me quedan las cosas de la bolsa. Meto una foto de toda la familia junta, el ipod y el cargador. También el libro que estoy leyendo y la carta de mi madre. La leeré por el camino hacia París, así, no me aburriré. Cuando termino de hacer todo y dejo mi habitación completamente vacía, bajo al salón. Todos están cenando menos mi hermano que de un salto se levanta del salón y corre a abrazarme. Tiene lágrimas en los ojos y no puede ni hablar.
-Te voy a echar mucho de menos tata.
-Y yo a tí, mi niño. Pero muy muy muy pronto voy a estar aquí y tienes que haber crecido mucho.
He conseguido sacarle una sonrisa y después de un largo abrazo y un beso sube a su cuarto a dormir. Mañana es día 7 de septiembre y empieza el cole. Yo me siento a la mesa y tra un ''hija te vamos a extrañar mucho'' comienzan hablar sobre lo responsable, lo madura y lo mucho que voy a evolucionar como persona el tiempo que no estaré. Después de cenar subo a mi cuarto y me tumbo en la cama, me espera una noche larga y sobre todo de no poder dormir. Ya me he despedido de todos, y durante dos horas mi móvil no ha dejado de sonar. Antes de dormirme otra vez suena mi móvil, pero esta vez me alegra oírlo.
''Buenas noches princesa, solo un día. Mañana es un gran día asique descansa. Te quiero.''
Me encanta como me trata, es el niño más cariñoso del mundo, y ahora me alegro de haberle dicho que sí, que le quiero.
A la mañana siguente, en casa de Sonia.
Son las 11 de la mañana y ya estoy lista y muerta de miedo. Me despido de toda mi gente, les doy un abrazo y un beso muy grande. Tengo la cara inhundada de lágrimas y todavía quedan mis amigos.
La primera es Carmen. Corre a darme un abrazo.
-!Te quiero mucho.mucho, muchoo! No lo olvides y sobre todo acuerdate de nuestra palabra...'Superfluo'.
A cualquier persona normal, puede parecerle una tontería muy grande, pero para nosotras tiene un significado especial.
Me despido de Alba, Silvia, Carlos y del resto de mis amigos. Nos hacemos mil fotos con mi cámara y me voy a la estación. Mi padre me lleva en coche y cuando llegamos allí se pone a llorar como un niño pequeño.
-Te quiero mucho hija, no te lo puedes ni imaginar. Y siento arruinarte tu día llorando así pero no puedo evitarlo. Se va mi niña y no se que voy a hacer.
-Papá, no pasa nada y no quiero que llores, ¿vale? Te voy a llamar todos los días y te enviaré fotos amenudo. No te preocupes que siempre voy a ser tu niña.
Nos damos un abrazo, le seco las lágrimas y sonreímos.
Son las 11:50, el tren sale en diez minutos y no se nada de Javi. Quedamos en vernos en la estación, pero no ha aparecido, me temo lo peor. Estoy muy nerviosa , no paro de imaginar cosas y no puedo estar quieta. De repente le veo, con dos maletas y sus padres acompañandole. No puedo evitarlo, mis piernas se mueven solas y corro a abrazarle. Me coge en el aire y nos besamos. Soy feliz, más feliz que nunca, siento que le amo y que una nueva vida juntos nos espera. Y con este sentimiento montamos en el tren y despedimos a nuestros padres.
Todavía no me creo que mi vida pueda cambiar tanto en tan poco tiempo. Hace 10 días, tenía novio y se llama Sergio, extrañaba más que a nada a mi madre y vivía en Madrid. Hoy una semana y tres días después, soy más feliz que nada en el mundo con Javi, la sigo echando de menos, pero de forma positiva, la veo como un recuerdo feliz y mañana voy a irme a vivir a Londres. Son las 18:35 de la tarde, acabo de llegar a casa y estoy agotada. Primero fuimos a visitar a mis abuelos maternos, en la residencia y luego a comer todos juntos. No he parado de darle vueltas, estoy alucinada...¡yo en Londres! En ese momento una música me despierta de mi sueño de hadas, es mi móvil.
-Hola Sergio.
-Hola Sonia.-¿Qué querías?
-Nada, me he enterado de que te vas a Londres y quería desearte que te vaya todo muy bien, tanto con los estudios como con Javi. -Se ríe.
-Muchas gracias Sergio, yo también espero que te vaya muy bien y que seas muy feliz. Y no te preocupes no me olvidaré de vosotros. Vendré a veros de vez en cuando.
-Eso espero. Bueno Sonia te tengo que dejar. Por cierto, un beso de parte de Amanda.
-Vale, adios Sergio y gracias. Otro para ella.Cuelga. No me puedo creer que Amanda se haya vuelto cariñosa, pero...todo el mundo cambia. Sigo preparando la maleta y todo lo que me voy a llevar. Meto la tarjeta gigante que todos me regalaron. Me la dieron por mi cumpleaños a modo de felicitación y despedida, al parecer todos sabían que me iba menos yo. Madre mía, cuando lloré. Silvia y Carmen parecían dos magdalentas, abrazadas y derramando lagrimones. Las he prometido que las invitaré a Londres una semana cuando lo tenga todo organizado, espero que sea pronto. Tengo toda la maleta preparada, llevo toda mi ropa, los cajones están vacíos y solo quedan cajas de juguetes viejos y peluches medio rotos. Cojo todo y lo saco. Me pongo a mirar dentro de las cajas y no puedo evitar llorar. Pero no de pena sino de añoranza. Todavía no me he ido y siento que ya me muero por dentro. Decido llevarme un peluche que tiene un gran valor para mí. Recuerdo cuando me lo compraron como si hubiese sido ayer. Tenía 5 años y fue en la tombola de San vicente de la Varquera, en una de las vacaciones. Mi madre no me dejaba comprarme nada porque ya había elegido mi regalo, un collar de conchas, pero cuando vi ese oso supe que era para mí y no paré de llorar hasta que mi madre, a mala gana decidió comprármelo. Poco tiempo después se le rompió un brazo y mi madre me enseñó a coser. Esa tarde fue muy especial, mi padre estaba fuera y solo estabamos nosotras dos, y decidimos hacer una fiesta de disfraces y jugar a mil y un juegos divertidos. Como echo de menos esos momentos. Lo meto en la maleta y la cierro como puedo. Solo me quedan las cosas de la bolsa. Meto una foto de toda la familia junta, el ipod y el cargador. También el libro que estoy leyendo y la carta de mi madre. La leeré por el camino hacia París, así, no me aburriré. Cuando termino de hacer todo y dejo mi habitación completamente vacía, bajo al salón. Todos están cenando menos mi hermano que de un salto se levanta del salón y corre a abrazarme. Tiene lágrimas en los ojos y no puede ni hablar.
-Te voy a echar mucho de menos tata.
-Y yo a tí, mi niño. Pero muy muy muy pronto voy a estar aquí y tienes que haber crecido mucho.
He conseguido sacarle una sonrisa y después de un largo abrazo y un beso sube a su cuarto a dormir. Mañana es día 7 de septiembre y empieza el cole. Yo me siento a la mesa y tra un ''hija te vamos a extrañar mucho'' comienzan hablar sobre lo responsable, lo madura y lo mucho que voy a evolucionar como persona el tiempo que no estaré. Después de cenar subo a mi cuarto y me tumbo en la cama, me espera una noche larga y sobre todo de no poder dormir. Ya me he despedido de todos, y durante dos horas mi móvil no ha dejado de sonar. Antes de dormirme otra vez suena mi móvil, pero esta vez me alegra oírlo.
''Buenas noches princesa, solo un día. Mañana es un gran día asique descansa. Te quiero.''
Me encanta como me trata, es el niño más cariñoso del mundo, y ahora me alegro de haberle dicho que sí, que le quiero.
A la mañana siguente, en casa de Sonia.
Son las 11 de la mañana y ya estoy lista y muerta de miedo. Me despido de toda mi gente, les doy un abrazo y un beso muy grande. Tengo la cara inhundada de lágrimas y todavía quedan mis amigos.
La primera es Carmen. Corre a darme un abrazo.
-!Te quiero mucho.mucho, muchoo! No lo olvides y sobre todo acuerdate de nuestra palabra...'Superfluo'.
A cualquier persona normal, puede parecerle una tontería muy grande, pero para nosotras tiene un significado especial.
Me despido de Alba, Silvia, Carlos y del resto de mis amigos. Nos hacemos mil fotos con mi cámara y me voy a la estación. Mi padre me lleva en coche y cuando llegamos allí se pone a llorar como un niño pequeño.
-Te quiero mucho hija, no te lo puedes ni imaginar. Y siento arruinarte tu día llorando así pero no puedo evitarlo. Se va mi niña y no se que voy a hacer.
-Papá, no pasa nada y no quiero que llores, ¿vale? Te voy a llamar todos los días y te enviaré fotos amenudo. No te preocupes que siempre voy a ser tu niña.
Nos damos un abrazo, le seco las lágrimas y sonreímos.
Son las 11:50, el tren sale en diez minutos y no se nada de Javi. Quedamos en vernos en la estación, pero no ha aparecido, me temo lo peor. Estoy muy nerviosa , no paro de imaginar cosas y no puedo estar quieta. De repente le veo, con dos maletas y sus padres acompañandole. No puedo evitarlo, mis piernas se mueven solas y corro a abrazarle. Me coge en el aire y nos besamos. Soy feliz, más feliz que nunca, siento que le amo y que una nueva vida juntos nos espera. Y con este sentimiento montamos en el tren y despedimos a nuestros padres.
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